La Suprema
Personalidad de Dios dijo: Se dice que hay un árbol baniano imperecedero que
tiene sus raíces hacia arriba y sus ramas hacia abajo, y cuyas hojas son los
himnos védicos. Aquel que conoce ese árbol es el conocedor de los Vedas.
Las ramas de ese
árbol se extienden hacia abajo y hacia arriba, alimentadas por las tres
modalidades de la naturaleza material. Las ramitas son los objetos de los
sentidos. Ese árbol también tiene raíces que van hacia abajo, y éstas están
vinculadas con las acciones fruitivas de la sociedad humana.
Comentario
de Srila Prabhupada:
Después de discutir
la importancia del bhakti-yoga, uno pudiera preguntar: "Y, ¿qué puede
decirse de los Vedas?". En este capítulo se explica que el propósito del
estudio de los Vedas es el de entender a Krsna. Por consiguiente, aquel que
tiene conciencia de Krsna, que está dedicado al servicio devocional, ya conoce
los Vedas.
El enredo de este
mundo material se dice aquí que es como un árbol baniano. Para aquel que se
dedica a las actividades fruitivas, el árbol baniano no tiene fin. Él se la
pasa errando de una rama a otra. El árbol de este mundo material no tiene fin,
y para aquel que está apegado a ese árbol, no hay ninguna posibilidad de liberarse.
Los himnos védicos, que tienen por objeto elevarlo a uno, se dice que son las
hojas de dicho árbol. Las raíces del mismo crecen hacia arriba, porque
comienzan donde está Brahma, es decir, en el planeta más elevado de este
universo. Si uno puede entender ese indestructible árbol de la ilusión, puede
entonces liberarse de él.
Ese proceso de
liberación hay que entenderlo. En los capítulos anteriores se ha explicado que
hay muchos procesos por medio de los cuales se puede salir del enredo material.
Y, hasta el Capítulo Trece, hemos visto que el servicio devocional que se le
presta al Señor Supremo es el mejor camino. Pues bien, el principio básico del
servicio devocional lo constituye el hecho de desapegarse de las actividades
materiales y apegarse al servicio trascendental del Señor. Al comienzo de este
capítulo se discute el proceso mediante el cual se puede deshacer el apego al
mundo material. La raíz de esta existencia material crece hacia arriba. Eso
significa que comienza en la sustancia material total, en el planeta más
elevado del universo. De ahí se expande el universo entero, con muchísimas
ramas, que representan los diversos sistemas planetarios. Los frutos
representan los resultados de las actividades de las entidades vivientes, es
decir, la religión, el desarrollo económico, la complacencia de los sentidos y
la liberación.
Ahora bien, en este
mundo no se tiene una experiencia inmediata de un árbol que tenga las ramas
hacia abajo y las raíces hacia arriba, pero sí existe tal cosa. Ese árbol se
puede encontrar junto a un estanque de agua. Podemos ver que los árboles que
están en la orilla se reflejan en el agua con las ramas hacia abajo y las
raíces hacia arriba. En otras palabras, el árbol de este mundo material sólo es
un reflejo del árbol verdadero del mundo espiritual. Ese reflejo del mundo
espiritual se ubica en el deseo, tal como el reflejo de un árbol se ubica en el
agua. El deseo es la causa de que las cosas se encuentren en esta luz material
reflejada. Aquel que quiera salir de esta existencia material, debe conocer ese
árbol a fondo a través del estudio analítico. De ese modo podrá cortar su
relación con él.
Ese árbol, siendo el
reflejo del árbol verdadero, es una réplica exacta de él. Todo existe en el
mundo espiritual. Los impersonalistas creen que Brahman es la raíz de ese árbol
material, y de la raíz, según la filosofía Sankya, proceden prakrti, purusa y,
luego, los tres gunas, los cinco elementos físicos (pañca-maha-bhuta), los diez
sentidos (dasendriya), la mente, etc. De esa forma, ellos dividen todo el mundo
material en veinticuatro elementos. Si Brahman es el centro de todas las
manifestaciones, entonces este mundo material es una manifestación del centro
en 180 grados, y los otros 180 grados constituyen el mundo espiritual. El mundo
material es el reflejo desvirtuado, así que el mundo espiritual ha de tener la
misma variedad, pero en la
realidad. La prakrti es la energía externa del Señor Supremo,
y el purusa es el propio Señor Supremo, y eso se explica en El Bhagavad-gita.
Como esta manifestación es material, es temporal. Un reflejo es temporal, pues
a veces se ve y a veces no. Pero el origen del reflejo, lo que lo produce, es
eterno. El reflejo material del árbol verdadero tiene que ser cortado. Cuando
se dice que una persona conoce los Vedas, se presupone que ella sabe cómo
cortar el apego a este mundo material. Si uno conoce ese proceso, conoce de
hecho los Vedas. Aquel a quien lo atraen las fórmulas rituales de los Vedas,
está atraído a las hermosas hojas verdes del árbol. Él no conoce con exactitud
el propósito de los Vedas. El propósito de los Vedas, tal como lo revela la propia Personalidad
de Dios, es el de cortar ese árbol reflejado y conseguir el verdadero árbol del
mundo espiritual.
Aquí se describe un
poco más el árbol baniano. Sus ramas se extienden en todas las direcciones. En
las partes inferiores hay diversas manifestaciones de entidades vivientes
—seres humanos, animales, caballos, vacas, perros, gatos, etc.—. Éstas se
encuentran en las partes inferiores de las ramas, mientras que en las partes
superiores hay formas superiores de entidades vivientes: los semidioses, los
Gandharvas, y muchas otras especies de vida superior. Así como un árbol se
nutre con agua, este árbol se nutre con las tres modalidades de la naturaleza
material. A veces vemos un terreno estéril por la falta de agua, y a veces
vemos un terreno muy verde; de igual manera, en donde determinadas modalidades
de la naturaleza material están en una cantidad proporcionalmente mayor, las
diferentes especies de vida se manifiestan de conformidad con ello.
Las ramitas del
árbol se considera que son los objetos de los sentidos. Por medio del cultivo
de las diferentes modalidades de la naturaleza manifestamos diferentes
sentidos, y por medio de los sentidos disfrutamos de diferentes variedades de
objetos de los sentidos. Las puntas de las ramas son los sentidos —los oídos,
la nariz, los ojos, etc.—, los cuales están apegados al disfrute de diferentes
objetos de los sentidos. Las ramitas son el sonido, la forma, el contacto, etc.
—los objetos de los sentidos—. Las raíces subsidiarias son los apegos y las
aversiones, los cuales son subproductos de diferentes variedades de
sufrimientos y disfrutes de los sentidos. Las tendencias hacia la piedad y la
impiedad se desarrollan a partir de estas raíces, las cuales se extienden en
todas las direcciones. La verdadera raíz procede de Brahmaloka, y las otras
raíces se encuentran en los sistemas planetarios humanos. Después de que uno
disfruta de los resultados de las actividades virtuosas en los sistemas
planetarios superiores, desciende a esta Tierra y renueva su karma, o las
actividades fruitivas para el ascenso. Este planeta de seres humanos se
considera que es el campo de las actividades.