Confundidos por el ego falso,
la fuerza, el orgullo, la lujuria y la ira, los demonios se vuelven envidiosos
de la Suprema
Personalidad de Dios, quien está situado en el cuerpo de
ellos y en los cuerpos de los demás, y blasfeman contra la religión verdadera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario