Aquellos que son
demoníacos no saben lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer. En ellos no
se encuentra limpieza, buen comportamiento ni veracidad.
SIGNIFICADO
En toda sociedad
humana civilizada hay algún conjunto de Escrituras que presentan reglamentos
que se siguen desde el principio. Especialmente entre los arios —aquellos que
adoptan la civilización védica y a quienes se conoce como la gente civilizada
más adelantada de todas—, los que no siguen las disposiciones de las Escrituras
se considera que son demonios. Por consiguiente, aquí se afirma que los
demonios no conocen las reglas de las Escrituras, ni tampoco tienen inclinación
a seguirlas. La mayoría de ellos no las conocen, y si algunos las conocen, no
tienen la tendencia a seguirlas. Ellos no tienen fe, ni están dispuestos a
actuar en función de las disposiciones védicas. Los demonios no son limpios, ni
externa ni internamente. Uno siempre debe tener el cuidado de mantener limpio
su cuerpo, bañándose, cepillándose los dientes, afeitándose, mudándose de ropa,
etc. En lo que se refiere a la limpieza interna, uno debe recordar siempre los
santos nombres de Dios y cantar Hare Krsna, Hare Krsna, Krsna Krsna, Hare Hare
/ Hare Rama, Hare Rama, Rama Rama, Hare Hare. A los demonios no les gustan
todas esas reglas de limpieza externa e interna, ni tampoco las siguen.
En lo que respecta
al comportamiento, hay muchas reglas y regulaciones que guían el comportamiento
humano, tales como las de El Manu-samhita, que es la ley para la raza humana.
Incluso hasta el día de hoy, los hindúes siguen El Manu-samhita. Las leyes de
herencia y otros asuntos legales se derivan de ese libro. Ahora bien, en El
Manu-samhita se dice claramente que a la mujer no se le debe dar libertad. Eso
no significa que las mujeres tienen que ser tratadas como esclavas, sino que
son como los niños. A los niños no se les da libertad, pero eso no significa
que se los trata como esclavos. En la actualidad, los demonios han hecho caso
omiso de esas disposiciones, y ellos creen que a las mujeres se les debe dar
tanta libertad como a los hombres. Sin embargo, eso no ha mejorado la condición
social del mundo. En realidad, a la mujer se le debe dar protección en cada
etapa de la vida.
Durante la infancia la debe proteger el padre, durante la
juventud, el esposo, y durante la vejez, sus hijos mayores. Según El
Manu-samhita, ése es el comportamiento social idóneo. Pero la educación moderna
ha ideado artificialmente un concepto engreído de vida femenina, a raíz de lo
cual en la sociedad humana de hoy en día el matrimonio es prácticamente una
imaginación. Y la condición moral de la mujer tampoco es muy buena en la actualidad. Por lo
tanto, los demonios no aceptan ninguna instrucción que sea buena para la
sociedad, y como ellos no se guían por la experiencia de grandes sabios ni
siguen las reglas y regulaciones establecidas por los sabios, la condición
social de la gente demoníaca es muy desdichada.
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