Confundidos por el
ego falso, la fuerza, el orgullo, la lujuria y la ira, los demonios se vuelven
envidiosos de la
Suprema Personalidad de Dios, quien está situado en el cuerpo
de ellos y en los cuerpos de los demás, y blasfeman contra la religión
verdadera.
SIGNIFICADO
Como una persona
demoníaca siempre está en contra de la supremacía de Dios, a ella no le gusta
creer en las Escrituras. Ella envidia tanto a las Escrituras como la existencia
de la Suprema
Personalidad de Dios. Eso se debe a su llamado prestigio y a
su cúmulo de riqueza y poder. Ella no sabe que la vida actual es una
preparación para la siguiente vida. Ignorando esto, de hecho se envidia a sí
misma, así como también a los demás. Ella perpetra actos de violencia en otros
cuerpos y en el suyo propio. A ella no le importa el control supremo de la
Personalidad de Dios, porque carece de conocimiento. Como envidia a las
Escrituras y a la
Suprema Personalidad de Dios, expone falsos argumentos contra
la existencia de Dios y niega la autoridad de las Escrituras. Ella se cree
independiente y poderosa en todas las acciones. Ella cree que como nadie puede
igualarla en fuerza, poder o riqueza, puede actuar de cualquier manera y nadie
puede detenerla. Si tiene un enemigo que pudiera impedir el progreso de las actividades
de sus sentidos, hace planes para derribarlo con su propio poder.
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