Naciendo
repetidamente entre las especies de vida demoníaca, ¡oh, hijo de Kunti!, esas
personas nunca pueden acercarse a Mí. Gradualmente, ellas se van sumergiendo en
los tipos de existencia más abominables que existen.
SIGNIFICADO
Se sabe que Dios es
supremamente misericordioso, pero aquí vemos que Dios nunca es misericordioso
con los seres demoníacos. Se afirma claramente que la gente demoníaca, vida
tras vida, es puesta en los vientres de demonios como ellos, y, no consiguiendo
la misericordia del Señor Supremo, descienden cada vez más, de modo que, por
último, adquieren cuerpos tales como los de los perros, los gatos y los cerdos.
Aquí se dice bien claro que esos demonios prácticamente no tienen ninguna
oportunidad de recibir la misericordia de Dios en ninguna etapa posterior de la vida. En los Vedas
también se declara que esas personas se hunden de a poco hasta volverse perros
y cerdos. Podría entonces argüirse en relación con eso, que, a Dios no se lo
debe anunciar como supremamente misericordioso, si Él no es misericordioso con
esos demonios. En respuesta a esto, en El Vedanta-sutra encontramos la
declaración de que el Señor Supremo no siente odio por nadie. La colocación de
los asuras, los demonios, en el estado más bajo de la vida, es simplemente otro
aspecto de su misericordia. A veces, los asuras son matados por el Señor
Supremo, pero esa muerte también es buena para ellos, porque la literatura
védica nos informa que todo el que es matado por el Señor Supremo, se libera.
En la historia hay ejemplos de muchos asuras —Ravana, Kamsa, Hiranyakasipu— a
quienes el Señor se les apareció en diversas encarnaciones sólo para matarlos.
Por lo tanto, la misericordia de Dios se les confiere a los asuras, si éstos
son lo suficientemente afortunados como para ser matados por Él.
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