El hombre que se ha
escapado de esas tres puertas del infierno, ¡oh, hijo de Kunti!, ejecuta actos
que conducen hacia la autorrealización, y de ese modo alcanza gradualmente el
destino supremo.
Significado
Uno debe cuidarse
mucho de esos tres enemigos de la vida humana: la lujuria, la ira y la codicia. Cuanto
más una persona esté libre de la lujuria, la ira y la codicia, más se purifica
su existencia. De ese modo, ella puede seguir las reglas y regulaciones que se
estipulan en la literatura védica. Por el hecho de seguir los principios
regulativos de la vida humana, uno se eleva gradualmente hasta el plano de la
comprensión espiritual. Si uno es tan afortunado que, mediante esa práctica, se
eleva hasta el plano de conciencia de Krsna, entonces tiene el éxito
garantizado. En la literatura védica se prescriben los caminos de la acción y
la reacción que le permiten a uno llegar a la etapa de la purificación. Todo
el método se basa en abandonar la lujuria, la codicia y la ira. Mediante el
cultivo del conocimiento de este proceso, uno puede elevarse a la máxima posición
de la autorrealización; esa autorrealización se perfecciona en el servicio
devocional. En ese servicio devocional, la liberación del alma condicionada
está garantizada. Por lo tanto, según el sistema védico, se han instituido las
cuatro órdenes y los cuatro estados de la vida, que se conocen como el sistema
de castas y el sistema del orden espiritual. Existen diferentes reglas y
regulaciones para las diferentes castas o divisiones de la sociedad, y si una
persona es capaz de seguirlas, ascenderá automáticamente hasta el plano más
elevado de la comprensión espiritual. En ese momento, ella podrá liberarse sin
duda alguna.
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