Comentario de Srila Prabhupada:
En este capítulo, el
Señor explica que el proceso del sistema óctuple de yoga es un medio para
controlar la mente y los sentidos. Sin embargo, esto es algo que a la
generalidad de la gente le resulta muy difícil de ejecutar, especialmente en la
era de Kali. Aunque en este capítulo se recomienda el sistema óctuple de yoga,
el Señor recalca que el proceso de karma-yoga, o de actuar con conciencia de
Krsna, es mejor. En este mundo, todos actúan de manera de mantener a su familia
y sus enseres, pero nadie trabaja sin algún interés personal, sin alguna
gratificación personal, ya sea concentrada o extendida. La pauta de la
perfección la marca el actuar con conciencia de Krsna, y no el actuar con miras
a disfrutar de los frutos del trabajo. Actuar con conciencia de Krsna es el
deber de toda entidad viviente, ya que, por constitución, todas ellas son
partes integrales del Supremo. Las partes del cuerpo trabajan para la
satisfacción de todo el cuerpo. Las extremidades del cuerpo no actúan para su
propia satisfacción, sino para la satisfacción del todo completo. De igual
modo, la entidad viviente que actúa para satisfacer al todo supremo y no para
la satisfacción personal, es el sannyasi perfecto, el yogi perfecto.
A veces los
sannyasis piensan artificialmente que han quedado liberados de todos los
deberes materiales, y, en consecuencia, dejan de celebrar agnihotra yajñas
(sacrificios de fuego); mas, en realidad, ellos tienen un interés personal,
porque tienen por meta el volverse uno con el Brahman impersonal. Ese deseo es
superior a cualquier deseo material, pero no deja de motivarlo un interés
personal. Así mismo, el yogi místico que practica el sistema de yoga con los
ojos entreabiertos y suspendiendo todas las actividades materiales, desea algún
tipo de satisfacción para sí mismo. Sin embargo, una persona que actúa con
conciencia de Krsna trabaja para la satisfacción del todo, sin un interés
personal. Una persona consciente de Krsna no desea su propia satisfacción. Su
medida del éxito la constituye la satisfacción de Krsna, y, por ende, ella es
el sannyasi perfecto, o el yogi perfecto. El Señor Caitanya, el símbolo más
elevado y perfecto de la renunciación, ora de la siguiente manera:
"¡Oh, Señor
Todopoderoso!, no tengo ningún deseo de acumular riquezas, ni de disfrutar de
bellas mujeres, ni quiero tener seguidor alguno. Lo único que quiero es tener
en mi vida la misericordia sin causa de Tu servicio devocional, nacimiento tras
nacimiento" (El Siksastaka 4).
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