Para practicar yoga,
uno debe irse a un lugar apartado, poner hierba kusa en el suelo, y luego
cubrirla con una piel de venado y una tela suave. El asiento no debe ser ni
demasiado alto ni demasiado bajo, y debe encontrarse en un lugar sagrado. El
yogi debe entonces sentarse en él muy firmemente y practicar yoga, para
purificar el corazón mediante el control de la mente, de los sentidos y de las
actividades, y fijando la mente en un punto.
Comentario de Srila Prabhupada:
Cuando se habla de "lugar
sagrado", ello se refiere a lugares de peregrinaje. En la India, todos los
yogis —los trascendentalistas o los devotos— se van de la casa a residir en
lugares sagrados tales como Prayaga, Mathura, Vrndavana, Hrsikesa y Hardwar,
para practicar yoga a solas en los lugares por donde pasan ríos sagrados tales
como el Yamuna y el Ganges. Pero a menudo no es posible hacer eso,
especialmente en el caso de los occidentales. Las llamadas sociedades de yoga
de las grandes ciudades puede que sean un éxito en cuanto a obtener beneficios
materiales, pero no son en absoluto adecuadas para la verdadera práctica del
yoga. Aquel que no es autocontrolado y cuya mente no está libre de
perturbaciones, no puede practicar la meditación. Por lo
tanto, en El Brhan-naradiya Purana se dice que, en el Kali-yuga (la presente
yuga, o edad), cuando la generalidad de la gente tiene una vida corta, es lenta
para la comprensión espiritual y siempre está perturbada por diversas
ansiedades, el mejor medio para lograr la iluminación espiritual lo constituye
el canto del santo nombre del Señor.
"En esta era de
riña e hipocresía, la única manera de liberarse la constituye el canto del
santo nombre del Señor. No hay otra manera. No hay otra manera. No hay otra
manera".
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