Arjuna dijo: Tú eres
la Suprema
Personalidad de Dios, la morada suprema, lo más puro que
existe, la Verdad
Absoluta. Tú eres la persona original, trascendental y
eterna, el innaciente, el más grande de todos. Todos los grandes sabios, tales
como Narada, Asita, Devala y Vyasa, confirman esta verdad acerca de Ti, y ahora
Tú mismo me lo estás expresando.
Comentario de Srila Prabhupada:
En estos dos versos,
el Señor Supremo le da una oportunidad al filósofo moderno, ya que aquí se deja
en claro que el Supremo es diferente del alma individual. Arjuna, después de
oír los cuatro versos esenciales de El Bhagavad-gita que se presentan en este
capítulo, quedó completamente libre de todas las dudas y aceptó a Krsna como la Suprema Personalidad
de Dios. En seguida, él declara osadamente: "Tú eres param brahma, la Suprema Personalidad
de Dios". Y antes, Krsna declaró que Él es el originador de todo y de
todos. Cada semidiós y cada ser humano depende de Él. Los hombres y los
semidioses, por ignorancia, creen que son absolutos e independientes de la Suprema Personalidad
de Dios. Esa ignorancia se elimina por completo con el desempeño de servicio
devocional. Eso ya lo ha explicado el Señor en el verso anterior. Ahora, por Su
gracia, Arjuna lo está aceptando como la Verdad Suprema, de
conformidad con el mandamiento védico. No debe creerse que como Krsna es un
amigo íntimo de Arjuna, este último lo está adulando al llamarlo la Suprema Personalidad
de Dios, la
Verdad Absoluta. Todo lo que Arjuna dice en estos dos versos
lo confirma la verdad védica. Los mandamientos védicos afirman que sólo aquel
que se entrega al servicio devocional del Señor Supremo puede entenderlo a Él,
mientras que otros no pueden hacerlo. Todas y cada una de las palabras de este
verso hablado por Arjuna las confirman los mandamientos védicos.
En El Kena Upanisad
se declara que el Brahman Supremo es el lugar de reposo de todo, y Krsna ya ha
explicado que todo descansa en Él. El Mundaka Upanisad confirma que el Señor
Supremo, en quien todo descansa, puede ser comprendido sólo por aquellos que se
dedican constantemente a pensar en Él. Ese constante pensar en Krsna es
smaranam, uno de los métodos del servicio devocional. Sólo mediante el servicio
devocional que se le presta a Krsna puede uno entender su posición y deshacerse
de este cuerpo material.
En los Vedas se
acepta al Señor Supremo como el más puro de los puros. Aquel que entiende que
Krsna es el más puro de los puros, puede purificarse de todas las actividades
pecaminosas. Uno no puede desinfectarse de las actividades pecaminosas, a menos
que se entregue al Señor Supremo. La aceptación de Krsna como el puro supremo
por parte de Arjuna, está de conformidad con los mandatos de la literatura
védica. Esto también lo confirman grandes personalidades, de las cuales Narada
es la principal.
Krsna es la Suprema Personalidad
de Dios, y uno siempre debe meditar en Él y disfrutar de la relación
trascendental que uno tiene con Él. Él es la existencia suprema. Él está libre
de las necesidades físicas, y del nacimiento y la muerte. Esto no sólo
lo confirma Arjuna, sino también todas las Escrituras védicas, los Puranas y
las historias. En todas las Escrituras védicas se describe a Krsna de ese modo,
y el propio Señor Supremo también dice en el Cuarto Capítulo: "Aunque Yo
soy innaciente, aparezco en esta Tierra para establecer los principios
religiosos". Él es el origen supremo; Él no tiene causa, pues es la causa
de todas las causas, y todo emana de Él. Este conocimiento perfecto se puede
adquirir por la gracia del Señor Supremo.
Arjuna se expresa
aquí a través de la gracia de Krsna. Si queremos entender El Bhagavad-gita,
debemos aceptar las declaraciones de estos dos versos. Eso se denomina el
sistema parampara, la aceptación de la sucesión discipular. A menos que uno forme
parte de la sucesión discipular, no puede entender El Bhagavad-gita. Ello no es
posible mediante la llamada educación académica. Desafortunadamente, aquellos
que están orgullosos de su educación académica, a pesar de las muchísimas
pruebas que presentan las Escrituras védicas, se aferran a su obstinada
creencia de que Krsna es una persona ordinaria.